Corría el año 2009, cuando me invitaron a la presentación de, en ese entonces, mi sobrina mas pequeña.
Después de la misa y eso, fuimos a un salón de fiestas, donde nos dieron de comer, hubo show de payasos, juegos, pastel y todo eso.
Pero algo no andaba bien en esa fiesta, todas las niñas se veian raras y como iguales.
Cuando me fijé en la piñata, el pastel y la decoración, me di cuenta que el tema de la fiesta era Hannah Montana.
Era como un capítulo de Princesitas. Todas las pequeñas iban con lentes de sol, mil pulseras, falditas rosas, tops de animal print, jeans con chingos de decoraciones exageradas, y una niña se pasó de verga, con su peluca.
Fue entonces, cuando volteé a ver a mi sobrina, la festejada. Toda pequeñita, con sus dos colitas y mucho gel, un vestidote blanco que no se veía tan grande como en la iglesia, ya que a la nena le picaba la crinolina.
Estaba, ella, ahí sentadita jugando con un globo. Me senté al lado de ella y le pregunté:
-Te gusta mucho Hannah Montana? (que pregunta tan pendeja ahora que lo pienso, ni modo que le adornaran todo asi de castigo)
-Si, me se sus canciones y tengo su Barbie.
-Ah que padre! y juegas con ella?
-Si, y vemos Hannah Montana juntas. En la vida real se llama Miley.
-A poco? Oye y ya viste que todas tus amiguitas vienen vestidas como ella?
-Sí, también mi hermana.
-Parece que tú y yo somos las únicas niñas que no tenemos puesto nada de Hannah, no? :)
Fue cuando la pequeña, me barrió, se paró y se fue, no sin antes decirme:
-MIS ZAPATOS SÍ SON DE HANNAH MONTANA.
Soy una de esas tías rucas que se creen a la onda. Oso mil goooeeeyy!
Ya vuelve a escribirrrrr.
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